lunes, 5 de mayo de 2008

Un día normal en el maravilloso mundo de Ariel Minimal


No puedo dejar de aprovechar este medio, para agradecerle a Ariel por regalarle a mis oídos sus discos como solista y sus discos con PEZ.

Gracias Ariel!!!

Crítica: "Un día normal en el maravilloso mundo de Ariel Minimal"
El segundo disco de Ariel Minimal solista es más autoreferencial que nunca. Multiinstrumentista, versátil, creativo, hiperproductivo.
Matías Peluffo

Más que un disco es una cajita musical que al abrirse riega el ambiente con cálidas sensaciones acústicas. O un diario íntimo con CD incorporado que permite ser hojeado por cualquier desconocido. O el prototipo de un cancionero para fogón entre amigos. En todo caso es un fragmento de la privacidad de un Ariel Minimal más autoreferencial que nunca. Y no es un detalle menor que en esta placa se haya opuesto al concepto de su primer producción solista ("Un hombre solo no puede hacer nada", 2004): en "Un día normal..." el músico se hizo cargo de todas las instrumentaciones y se nota que las grabó en una o dos tomas.
Minimal es un artista desbordante de ideas demasiado lúcidas como para encasillarlas en una sola faceta. Por eso muestra su costado eléctrico y su capacidad como arquitecto de melodías laberínticas a través de ese trueno tormentoso que es Pez, su talento como guitarrista en La Luz (la banda estable de Litto Nebbia) y los aspectos más sosegados de su potencial creativo a través de esta faceta solista que retoma la placidez de Flopa Manza Minimal.
A lo largo del disco se evoca a bandas y solistas argentinos que se valieron de las guitarras acústicas para matizar sus canciones en los ´70 y principios de los ´80: David Lebón, el dúo Vivencia, y Juan Carlos Baglietto. Las composiciones reseñan momentos clave de la historia del Minimal persona: cómo conoció a su mujer ("Compañera"), una declaración de afecto a las personas que lo acompañaron a lo largo de sus ya casi veinte años en la música ("A los amigos") y hasta una canción de cuna ("Milagritos").
También son memorables "Disimular" (un folk dulzón), "Elástica" (soundtrack para mates mañaneros con lindas armonías de voz sobregrabadas y pequeño caos sónico incluido), "Tornado violento" (canción para cuando las cosas no salen bien) y "Monzón" un diminuto himno indie gay que recuerdo al "asesino popular" Carlos Monzón; allí aparece el único solo de guitarra eléctrica del disco. La despedida es a través de un blues rutinario ("Siempre es igual") y la única canción(cita) cien por cien eléctrica, "Cosas que nos hacen sentir bien" (algo parecido a un punk melódico).
Mas allá de la tranquilidad que transmiten las melodías, es evidente que el músico está atravesando un frenesí compositivo. Ariel Minimal se olvida de guardarse cosas y el principal recurso que muestra en estas doce canciones es su capacidad de volverse simple. Un sumiso y humilde esclavo de la música.


(www.rock.com.ar)

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